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Trekking al Campo Base del Annapurna: detrás de cada ruta hay una historia

Me presento, soy Andrea, crossbowita en redes sociales. La historia que os vengo a contar no tiene un comienzo feliz. Empiezo con una verdad incómoda: el tiempo del que disponemos en la tierra es limitado. El tiempo de nuestro verdadero protagonista, Héctor, se acabó el 21 de abril de 2023, a los 36 años. Y aquí comienzo realmente nuestro trekking. A Héctor le faltaba el Himalaya por visitar, y su hermana y dos amigos decidimos hacernos cargo del asunto. Por eso, le robo el papel protagónico sin poder pedirle permiso, y os cuento este viaje.

En noviembre de 2023, nos unimos a Chema de Pirineos con Guía para hacer el trekking ABC hasta el campo base del Annapurna. Chema, un experto en montañismo y amigo de la infancia, se convirtió en nuestra brújula.
Su conocimiento del terreno era como tener un GPS humano, y la opción de “recalculando”, en realidad era Prim, nuestro porteador, que hablaba poco, pero cuando lo hacía, no había manera de hacerle cambiar de opinión.

Llegamos a Katmandú, donde el caos era tan denso que podrías cortarlo con un cuchillo (o con una hoja de papel lokta, lo que tuvieras a mano). Desde allí, nos dirigimos a Pokhara, el punto de partida de nuestra aventura, y Chema nos preparó para lo que se venía: un trekking que no era solo caminar, sino hacer cardio al aire libre mientras se disfrutaba de vistas que hacían que tus ojos se pusieran a llorar. En mi caso, más por aguantar físicamente que por el síndrome de Stendhal, al menos durante las dos primeras etapas.

El primer día, tras horas de autobús que parecían más una prueba de resistencia, comenzamos la subida hacia Ghandruk. Activamos todo el modo escalera. En Ghandruk, todos los locales estaban celebrando su navidad
particular. No me esperaba un capuchino de barista tan bueno a esas alturas; el café en Nepal es otro nivel.

Con Chema liderando el grupo, seguimos hacia Chomrong, luego Bamboo y finalmente Deurali. La altitud nos empezó a dar guerra, pero no por el motivo que crees. En mi mochila llevaba un recuerdo de Héctor, que era como llevar todos los recuerdos de las rutas que hicimos juntos por el Pirineo Aragonés. Y eso iba quitándote y dándote a partes iguales el aliento para el final.

Chema compartió con nosotros la historia de Iñaki Ochoa, un alpinista que hizo historia. En 2008, sufrió mal de altura agudo a 7.700m en el Annapurna. Lo que siguió fue un despliegue de esfuerzos humanos impresionante. La comunidad montañera se unió para intentar rescatarlo, y su familia organizó una campaña para reunir recursos. Al final, su rescate se volvió una lección sobre la importancia de la solidaridad en el montañismo.
Aunque no pudieron salvarlo, su historia continúa inspirando a muchos. Al llegar al campo base, Chema nos prometió que encontraríamos su chapa, un símbolo de recuerdo y honor del despliegue solidario de todos los alpinistas que participaron en su rescate.

Y llegó el día en el que, al amanecer, llegamos al Campo Base. El Annapurna nos observaba como si fuera un gigante aburrido, y nosotros, unos idiotas felices. En ese momento nos despedimos de Héctor en silencio. Hubiera querido viajar con Chema y él por los Pirineos Aragoneses antes que por el Himalaya, pero a veces la vida te manda directamente a la pantalla del videojuego de inicio cuando tú creías que era la final.

Chema hizo que este viaje fuera posible; su capacidad para mantenernos motivados en los momentos difíciles, con su calma, tranquilidad y saber hacer, fue como si el viaje se estuviera haciendo en la seguridad de los
montes aragoneses que ya conocíamos. Un ancla a casa que nos hacía seguir.

Ahora, cuando falta casi un mes del aniversario del viaje, pienso en las lecciones que este viaje me había enseñado. Cada paso, cada respiración en ese aire más delgado, era un recordatorio de que estamos aquí para vivir y contar historias, incluso cuando esas historias son de despedida. La conexión
con la naturaleza y el esfuerzo compartido nos habían acercado más a Héctor y entre nosotros.

Ahora se qué es el abismo y lo que significa enfrentarlo. En su momento, no lo valoré como debía, pero si llevas a un buen guía como Chema, la incertidumbre se convierte en confianza. Las montañas pueden parecer
imponentes, pero la compañía correcta hace que todo se sienta más accesible.

Puedes seguir a Chema en Pirineos con Guía para ver más rutas guiadas en la montaña. La montaña siempre os espera. Tal vez, al final, todos busquemos un poco de paz entre esos gigantes.

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