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Aprendiendo a escalar

Cómo empezar a escalar

Descubrir la escalada transformó mi relación con las montañas, llevándome de senderos a cumbres vertiginosas.

 

Que las tendencias y las costumbres han cambiado ya no es algo subjetivo, es un hecho. Y que la evolución de la escalada y este deporte está en auge es también una realidad. En mi caso personal, subir muchas montañas generó un vínculo en mi interior con las montañas para querer redescubrirlas de una manera diferente que aún no conocía, a través de la escalada. Y así es como empecé a escalar. Sentía la necesidad de conocer las montañas de otra manera, de llegar a rincones que andando no podía y sentir la verticalidad bajo los dedos de mis pies. Tenía unos 13 años y tenía la suerte de que mis hermanos mayores escalaban, así que aprendí con ellos de una manera autodidacta.

Mi evolución en la escalada refleja un camino natural que va de menos a más: desde caminar en las montañas hasta viajar por todo el mundo.

Fue una evolución lógica y empezamos a subir montañas a través de aristas y crestas que sin ser difíciles técnicamente, requerían de conocimientos y maniobras técnicas con cuerdas. Esta manera nos enseñó a salirnos de los caminos establecidos que llevaban a las cumbres, en busca de las crestas o las paredes verticales.

Y fue al cabo de unos años cuando decidí apuntarme a un club de montaña, en el cual había un pequeño plafón (cuando a los rocódromos se les llamaba plafones) en el cual conocí a gente superinteresante. Era gente más mayor que yo pero con el mismo interés. Y fue así como con 14-15 años empecé a ir a aquel plafón al salir de clase. Estamos hablando de principios de los 2000. En mi clase nadie sabía lo que era un rocódromo o un plafón y nadie sabía lo que era escalar. Me sentía el raro.

Como decía, ahora las tendencias han cambiado. Los plafones son rocódromos modernos y la mayoría de la gente joven va a los rocódromos comerciales a modo de gimnasio. Muchos de los clientes tampoco van para entrenar o rendir más en la roca como se hacía años atrás, pues la escalada indoor se ha convertido en un fin en sí mismo. La gente va al rocódromo porque sí. Algunos para entrenar y obtener mejores resultados en roca, otros para disfrutar y pasar una tarde divertida, otros para mejorar su círculo social y conocer nueva gente. Ahora hay un sinfín de opciones.

Un porcentaje muy pequeño de esa gente que acude hoy en día a los rocódromos viene de las montañas, como fue mi caso. Hoy en día, los rocódromos también cuentan con Guías de Escalada, que tienen conocimientos específicos sobre las maniobras de escalada. Hace 20 años esta profesión no estaba tan regulada como lo está ahora. Muchas veces en los mismos rocódromos dan cursos de escalada.

Un curso de escalada impartido por Guías de Escalada te garantiza aprender a escalar de la manera correcta. Saber lo que es importante y lo que no lo es. Técnica gestual, reuniones, anclajes fijos… son términos que te quedarán claros y aprenderás a diferenciar. Tendrás tiempo para poder practicar todo lo aprendido y si te has quedado con ganas podrás realizar el Curso de Nivel II, donde darás el paso para escalar Grandes Paredes.